viernes, 12 de junio de 2020
Algunas cosas raras que los hombres piden en la intimidad.
Éstas son algunas cosas raras que los hombres les piden a las mujeres en la intimidad.
Todos los seres humanos tienen fantasías sexuales todo el tiempo, algunos logran llevarlas a la realidad y otros deciden dejarlas simplemente como ilusión… por ahora. Existen algunas peticiones que, debemos ser sinceros, son tan extrañas que necesitan de un proceso previo para que puedan ser cumplidas tal y como las desean, y claro, sin afectar a la persona. Tanto hombres como mujeres tienen peticiones raras durante el sexo, dependiendo de cosas que los puedan excitar o que simplemente tengan curiosidad por experimentar. Todo es válido siempre y cuando ambas partes estén de acuerdo con los deseos del otro y se realicen con su aprobación.
Existen deseos sumamente raros, por ello, 8 mujeres nos cuentan cuáles son las cosas más extrañas que les han pedido durante sus encuentros íntimos. La verdad es que no es malo, pero sí es importante que mantengas activa la comunicación con tu pareja; que ambos expresen lo que quieren y lo que no, lo que los excita y lo que no. Está bien si desean experimentar y descubrir qué tanto pueden conservar, si no les gusta o simplemente no les atrae la idea, un ‘no’ es completamente respetable.
1. Terminar en mi axila.
No sólo una vez, mi exnovio me propuso en varias ocasiones si lo dejaba eyacular en mi axila. Obvio al principio se me hizo algo completamente fuera de foco, pero después intenté entenderlo y, al final, no se me hacía algo pervertido que pudiera lastimarme o afectarme, entonces accedí y la verdad es que él lo disfrutaba mucho.
2. Usar calcetas largas.
Salía con un chico que está obsesionado con los animes y todo lo que estos integran. En esa obsesión, él ama a las chicas japonesas que aparecen, pero más que a las mujeres, adora las calcetas largas que las adornan. Un día nos quedamos de ver para un encuentro y me suplicó que llevara esas calcetas, al principio me causó mucha gracia pero lo hice. La verdad es que fue divertido.
3. Que usara joyería.
Mi exnovio adoraba que me dejara el collar y pulseras que llevara puestos cuando íbamos a tener sexo, a mí me incomodaba un poco por el sudor, pero no tenía nada en contra de ello. Él decía que era algo que le parecía sumamente elegante, y lo acepté. Todos tenemos fetiches raros.
4. Dejarme atar con seda.
Habiendo cuerdas normales, lazos, corbatas, o lo que sea, mi novio siempre necesita exactamente seda para nuestros jugueteos sexuales. No me molesta, al principio sólo me desesperaba porque si no era con esa tela, él prefería no atarme; dice que porque la seda es suave y cálida como el cuerpo de la mujer. No es malo, pero sí me pareció un poco raro.
5. Que me vistiera de indigente.
Esto ha sido lo más extraño que me han pedido en el sexo y lo más gracioso también, pero lo hice. El chico con el que andaba hace alguno años, una vez me pidió que me vistiera de indigente para que tuviéramos sexo, quería jugar a que me levantaba de la calle, me llevaba a su casa y… bueno, ya saben. Accedí, fue muy divertido y la verdad es que no me costó trabajo entrar en papel.
6. Fingir dolor.
Esta petición mi ex me la pidió sólo porque una vez me sentía incómoda mientras teníamos sexo y me dolía un poco, yo se lo hice saber y eso le excitó mucho. Me hacía preguntas como ¿te duele?, ¿quieres más?, ¿te gusta?, entendí lo que intentaba hacer y la verdad es que también me pareció muy estimulante y jugamos. Fue un gran encuentro, debo ser sincera.
7. Ver porno de enanos mientras nosotros teníamos sexo.
Normalmente, cuando las personas tienen sexo y quieren ver porno, pues ven el que todos estamos acostumbrados a ver. Pero este tipo era raro, él no quería ver porno convencional, quería ver porno de ENANOS, sí, ¿por qué?, no lo sé. La verdad es que a mí no me excitó mucho la idea, pero lo intenté; después de unos segundos sentí mucho asco y le dije que no podía continuar. Era demasiado para mí.
8. Que me vistiera de hombre.
Claro que eso me abrió muchas dudas respecto a su sexualidad; me pedía que me pusiera su camisa y que actuara como si fuera un hombre, al principio me pareció un juego divertido, pero después en serio me hizo dudar de él. Hoy no sé qué ha sido de su vida, pero espero que ya haya logrado ser quien verdaderamente es.
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