domingo, 8 de agosto de 2021

"Ella era mi hijo": La fuerte historia de cómo su hijo de 4 años sabía que no era un varón.




Ser padres de un niño con problemas de identidad de género puede ser una lucha entre querer honrar sus sentimientos y protegerlo de las miradas inquisitivas de otras personas.


Si los padres no han cambiado su percepción sobre la identidad de género, no necesariamente sabrán cómo proceder con la transición de su hijo, y mucho menos cómo hacerlo bien.


Esta fue la lucha interna que tuvo que enfrentar una madre de Massachusetts cuando su hijo comenzó a decirle que quería ser una niña.



Adrienne Anzelmo no estaba segura de cómo guiar a su hijo en el camino que estaba tomando, pero al final, fue su amor por él lo que la hizo cruzar cualquier barrera que se interpusiera en su camino. Ella contó su historia en Love What Matters:



"Sabíamos que Matthew era diferente a nuestro primer hijo. Él no jugaba con los juguetes de la misma manera, o se entusiasmaba con el mismo tipo de cosas. Matty siempre quería cosas rosadas y con brillo. Amaba las diademas de su prima y se ponía vestidos. En ese momento no me preocupó.


Amaba a mi hijo excéntrico femenino, el problema era que, cuanto más crecía, más se rechazaba a sí mismo. Alrededor de los tres años y medio fue la primera vez que preguntó cuándo se le iba a caer el pene. Comenzó a decir cosas como: 'Cuando sea grande, seré una niña'.


Mi esposo y yo lo corregíamos y, a menudo, se ponía triste con la realidad. 'Eres un niño', le decía con gentileza. A la edad de cuatro años, estaba completamente negado a esa realidad".


Fue entonces cuando los padres del niño concertaron una cita con los médicos para tratar de comprender mejor cómo debían proceder con su hijo.


El médico les dijo a Adrienne y su esposo que 1 de cada 2 niños está en riesgo de suicidarse o intentar suicidarse si no son apoyados por su familia en la inconformidad de género que manifiestan.


Este hecho aterrorizó a los padres. "Recuerdo muy bien que mi esposo se dirigió a mí y me dijo que sonaba como una sentencia de muerte para nuestro hijo si seguíamos así", dijo.


Adrienne tenía dudas sobre su niño. A menudo se sentía culpable porque a veces se preguntaba si Matty sufriría por ser diferente, pero esta visita reveló la dura verdad que tenía que aceptar: su pequeño nunca sería feliz como hombre.


"Mi amor por Matty y su deseo de entenderlo superó todo eso, él me hizo darme cuenta de que no tuve hijos para que fuesen lo que yo esperaba, tuve hijos para amar y apoyar a las personas en las que eligieran convertirse.


Estaba triste, confundida y enojada. Cada día que pasaba me sentía de luto por los sueños que tenía para mis dos varones. Los había imaginado creciendo mientras jugaban en los mismos equipos deportivos".


Adrienne permitió que su hijo eventualmente se convirtiera en Madison y fuera a la escuela vestida de niña, como tanto deseaba. Y como era de esperar, fueron sus compañeros los que aceptaron su nueva identidad más fácilmente que los demás.


Pronto Madison comenzó a asistir a clases de baile con su mamá y todas las chicas de la academia de baile la recibieron como una más de ellas.


Ahora Madison es una niña feliz y apasionada: "Es difícil para mí, como madre, pensar en el odio que mi hija recibirá independientemente de cuán progresivos seamos como sociedad. Es difícil pensar en las luchas que enfrentará y en el camino, que no será fácil. Pero sé que le estoy dando el orgullo y la fuerza que necesita", dijo.


Esta historia nos recuerda que el apoyo y la aceptación es lo primero que necesita una persona que atraviesa una transición de este tipo.

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